miércoles, 15 de octubre de 2008

¿Cómo se ingresaba en la Orden del Temple?

¿Quién formaba parte de esta órden militar? ¿Cómo se ingresaba en el temple?

Se suponía que nadie debía ingresar en aquella sociedad sin que se hubiera demostrado la seriedad de sus intenciones y, de hecho, si se descubría que un hermano había mentido acerca de su estatus al ser acogido en la Orden, esto se consideraba tan serio como cualquiera de las nueve falta específicas relacionadas en la Regla que podían llevar a su expulsión…El receptor que, a veces, era el comandante local y a veces un oficial superior itinerante como el visitador, reunía en capítulo a los hermanos de la casa y les preguntaba si sabían alguna razón por la que el postulante no debiera ser admitido. Si no había objeciones, entonces el aspirante era llevado a otra sala, donde dos o tres de los hombres experimentados de la casa le explicaban los sufrimientos y penalidades que tendría que soportar si entraba en la Orden…el postulante entraba en la sala capitular, se arrodillaba ante el receptor con las manos juntas y cerradas en el gesto habitual del vasallaje y solicitaba ser admitido…El aspirante salía de la sala y el receptor preguntaba por tercera vez si había alguna razón por la que no debiera ser admitido. El postulante volvía a entrar y era sometido una vez más a la misma serie de preguntas…Después venían los votos de castidad, obediencia y pobreza y la promesa de conquistar y defender Jerusalén. El postulante prometía no dejar nunca la Orden, ni ser el instrumento por el que cualquier cristiano fuera privado injusta o equivocadamente de sus propiedades…[Y entonces el que celebra capítulo debería tomar el manto y debería ponérselo alrededor del cuello y atar las cintas. Y el hermano capellán debería decir el salmo en el que se dice Ecce Quam Bonum y la plegaria al espíritu santo y cada uno de los hermanos debería rezar el padrenuestro. Y el que hace de él un hermano debería levantarlo y besarlo en la boca y es costumbre que el hermano capellán lo bese también]. Después el postulante se sentaba delante del receptor, quien le explicaba las faltas por las que podía ser expulsado o recibir penitencia y la forma de vida que se esperaba que siguiera[1].

Con estos párrafos seleccionados de la obra de M. Barber describe el autor la iniciación templaria, no hay nada de esotérico ni mágico ni extraño, por mucho que los místicos y acusadores del temple se afanen y se afanaron en buscarlo. La ceremonia proseguía con toda una serie de afirmaciones y preguntas ,que he omitido en esta selección que he realizado, hasta su término en el que se le ponía, al iniciado, a cargo de Dios.

El ingreso en la orden del temple es otro, entre tantos, de los elementos que sufrieron modificación a lo largo de su historia. No cabe duda de que en un primer momento aquellos que pedían ingresar en la orden pertenecían, sobre todo, a la pequeña nobleza, un factor que se modificará con el tiempo pudiendo comprobar como en el siglo XIII, momento de gran necesidad para las órdenes militares instaladas en Tierra Santa, se permitía la entrada de aspirantes cuya categoría social digamos que no era la adecuada y cuya imagen no se correspondía con la de los "caballeros de cristo". “Que aquellos que hayan abandonado la vida tenebrosa reconozcan mediante el hábito blanco que se han reconciliado con su creador” Reza el artículo 17 de la regla. Esto nos pone sobre aviso de que aunque cristianos y “puros”, el temple permitió la entrada de muchos señores feudales, los cuales, buscaban una salida de escape a su situación “ilegal”. La gran mayoría de los templarios, como era normal durante esa época, eran iletrados, es decir, estamos hablando de una época, siglo XIII, en la que el clero sufre un bajón de autoridad por esta cuestión, muchos de los que formaban parte de este grupo accedían a los cargos por interés, no cumplían con su cometido e incluso cometían actos denunciables y por supuesto un gran número no sabían latín, de hecho, el motivo por el que se traduce la regla a otros idiomas no es más que éste: ¿de que servía una regla que muchos no podían ni leer?. Lo cierto es que en cuanto a la edad, ésta no era muy importante (menos en el caso de los niños), esto lo conocemos a través de casos de gentes que se unieron a la orden ya en edad de vejez y aunque no eran enviados a Oriente ni a las zonas de conflicto si que entraban a formar parte, digamos, de la parte administrativa del temple. Siendo monjes-soldados lo más corriente y aparentemente lo más lógico es pensar que dentro de la orden no había cabida para los casados, pero no es así. La afiliación al temple de las parejas podía hacerse si su petición era conjunta, según Fuguet y Plaza, quienes advierten desde el principio que en este sentido es poca la documentación de la que disponemos, lo cierto es que si llegaba el caso y se admitía la petición de ingreso lo que les exigía a estas personas era que no conviviesen en la misma casa que aquellos que habían hecho el voto de castidad y que llevasen una vida honrada.


¿Entonces…podemos hablar de un noviciado en el temple? parece posible que el noviciado existiese durante los primeros momentos de vida de la orden, por lo menos durante un periodo de tiempo. Si tomamos la regla latina, comprobamos como según el artículo 58 sí existía este noviciado pues antes de entrar en la orden los aspirantes debían pasar un periodo de prueba, un periodo que estaba controlado por el Maestre. Pero ahora surge el problema pues si tomamos la regla francesa vemos como no se hace ninguna mención a la cuestión del noviciado, es más, a partir de ésta sólo se hablará de novicios haciendo referencia a los hermanos capellanes mientras que para los hermanos sargentos y caballeros no se volverá a hablar de noviciado. Lo más probable es que teniendo en cuenta las necesidades de la cruzada, reclutamiento, etc el periodo de noviciado se hiciese inviable y fuese reduciendo o desapareciendo para pasar a ordenar a toda persona que hiciese la petición, persona, por otra parte, que casi siempre acudía a la orden con su correspondiente recomendación, por lo que si éste recién llegado cometía algún acto castigable, se haría saber en el capítulo.

En cuanto a los niños, ¿es posible que la orden permitiese el ingreso jóvenes sin edad de guerrear?, para la historiadora Loredana Imperio es una posibilidad; según la historiadora, en la época de la persecución y arresto de los templarios en Francia, en muchas encomiendas se encontraron niños de 12-13 años que todavía no eran caballeros. Sin embargo el artículo 69 de la regla afirma que podían asociarse al temple a condición de llevar una vida honesta, no residir en el convento, no reclamar la capa blanca y ceder sus bienes a su muerte. En ningún caso podrían recibirse como hermanos. ¿Eran criados entonces?, ¿que papel cumplían? puede ser, siguiendo la teoría de la especialista, que con el paso del tiempo y debido a la cantidad de niños huérfanos que generaba la guerra, el temple se viese "obligado" a cumplir el papel paralelo que realizan los monasterios y conventos con las niñas, dando refugio a los niños perjudicados. Dar refugio sí, pero que fuesen templarios propiamente dichos no, pues esto supondría una ruptura de la regla. Daban refugio a la gente necesitada, un papel próximo al de sus contemporáneos los Hospitalarios. De todas maneras este hecho debemos entenderlo dentro de unos límites determinados sin pensar en grandes acogidas que chocaran con el día a día de la orden militar, pero además debemos tener en cuenta que existen excepciones en algunas encomiendas templarias como en Lérida donde se han identificado caballeros con edades comprendidas entre los 20 años lo que significa que posiblemente hubieran entrado en el temple desde tiempo atrás.

¿Formaron parte las mujeres del temple?, ¿existieron las mujeres templarias? ¿eran guerreras o cumplían las funciones de "monjas templarias"?. Es una de las cuestiones más debatidas. Si seguimos la regla tendríamos que declarar un rotundo no, pero el hecho es que según la documentación existente, conocemos la presencia de hermanas templarias, si bien no guerreras pero si realizando labores de colaboración, donación e incluso pronunciando los votos de castidad, pobreza y obediencia. Además, si leemos el artículo de la regla referente a la presencia femenina en la orden, parece (o podemos intuir) que hace una ligera referencia a una anterior presencia de mujeres en ella: “…porque el antiguo enemigo mediante las prácticas de las mujeres hizo desviar a muchos del recto camino hacia el paraíso…debéis alejaros de ahora en delante de esta costumbre”. Algunos ejemplos de “mujeres templarias “ recogidas por Loredana Imperio son: 1297,Gilotte, mujer de Robert d´ Attichy, hermana del temple de la casa de Arras. 1267 Agnes Chatela acogida como hermana templaria en la preceptoría de Bras, en Provenza. La especialista en uno de sus artículos publicados en la revista Templarios[2] aporta un dato esclarecedor y que, en mi opinión, un argumento de peso para la defensa de las llamadas “mujeres templarias”; copio directamente de la autora: “En 1307, inmediatamente después del arresto de los templarios en Francia, Felipe el Hermoso mandó a sus representantes a que hicieran el inventario de los bienes de las senescalías templarias del reino. De la lista redactada por los dos enviados reales, Jean de Hulles y Thomas de Savieres, en el priorato de Payns, fundada por el primer Maestre de la orden en sus tierras, sabemos que en ese convento vivía, con su criada, una hermana templaria a la que le correspondía la ración de vino en las comidas como a los caballeros y sargentos profesos. Los enviados reales, en aquella ocasión decidieron que habría sido más económico confiscarle el vino y darle agua y así lo hicieron”. En un dato importantísimo y lo único que echo en falta de esta narración es que la autora no nos indique de que documento procede. Pero no sólo eran “extranjeras” las hermanas templarias, de hecho, el historiador y especialista Justo Navarro concluye en una de sus investigaciones que, siguiendo el documento fechado en 1181, acta notarial, conservado en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, nos encontramos con una hermana templaria peninsular. En este documento Petrus Rodriguiz y su esposa Guntroda Pelagiez realizan una donación a Urraca Vermúdez la cual es calificada como soror militie templi, una hermana templaria. Por consiguiente parece ser que estos documentos nos están hablando de mujeres pertenecientes al temple de pleno derecho y no sólo asociadas, de las cuales también hay testimonios pero estas mujeres asociadas eran una categoría diferente en la cual también estaban presentes los hombres. Y nos hablan de mujeres templarias de pleno derecho porque existen otros documentos que testifican la existencia de estas sorores, por ejemplo, el testimonio del sargento fray Guy de Vienne, el cual nos advierte de que su admisión en la orden se produjo en la casa del temple de Albon, dependiente de la Bailía de Borgoña, ante el visitador de la orden, capellanes, etc y la soror Ymberta de Cremera. La presencia en los actos de admisión en la orden eran exclusivos de los miembros de la misma y por ello este testimonio sobre Ymberta nos vuelve a poner sobre aviso en el tema aquí tratado. Sin embargo M. Barber afirma que siguiendo las cédulas de donación no parece posible aceptar la idea de la existencia de mujeres templarias conviviendo en una misma casa templaria, sino que quizá sea más correcto hablar de éstas conviviendo en los alrededores pero adscritas también al celibato, una teoría válida y aceptada y seguramente próxima a la realidad.


A la luz de lo hasta ahora expuesto ¿estoy afirmando la existencia de hermanas templarias y a la vez guerreras?, no, no era mi intención. Pero lo que ,en mi opinión, no debemos descartar es la existencia, más que posible, de hermanas templarias a la usanza de monjas, además de las comentadas “afiliadas al temple”, teniendo en cuenta, además, que era una práctica habitual en otras órdenes coetáneas como en la de los Hospitalarios. La ruptura con el artículo de la regla, personalmente, me parece que sí tuvo lugar, pero no para luchar contra lo establecido desde el tiempo de la institucionalización sino como un proceso evolutivo de la orden, es decir, aunque la regla era el sostén de la vida templaria, con el paso del tiempo ésta se fue viendo superada por los acontecimientos y lo que en un principio se quería evitar posteriormente pudo ir siendo aceptado como un apoyo o mejora de la orden y aunque no estaba sobre el papel era una realidad del día a día. Así lo identifica Loredana Imperio y es una de sus teorías teniendo en cuenta que: “10 de Agosto de 1293, Jacobo de Molay, convocó en Montpelllier su primer capítulo general donde, entre otras cosas, se habló de la reforma de la regla y de reorganización de la orden”. Algo que por las consecuencias posteriores no tuvo lugar.



[1] Barber, M. Templarios, la nueva caballería. Ed. MR, 2001. Pág. 229-231

[2] Imperio, Loredana. “La regla del temple, una elección de vida”. Revista Templarios nº 5 Mayo-Junio 2002. Ed. Trentini. Pág. 38

6 comentarios:

Anónimo dijo...

no soy de hacer la pelota a nadie, pero eske este documento te ha quedado exelente. con tu permiso, y citando su procedencia, lo colocare en mi space de msn, gracias por tomarte el tiempo de generarlo

Zeth

Pablo A. Mumary Farto dijo...

Muchas gracias zeth seguro que lo pude hacer mejor, creo que se me han escapado muchas cosas. Espero que te haya servido de ayuda. De nuevo, muchas gracias.

Anónimo dijo...

Excelente manera la tratada a la hora de demostrar la existencia de mujeres en la Orden, y destacable la forma de ingreso en la misma, aunque pienso que el noviciado se continuó haciendo incluso ante la premura de Caballeros por la guerra.

Felicicdades Vinas, está logrando hacer un magnífico blog documentado, sin esas historias novelescas fruto de la licencia de escritores más pendientes de no perder su trozo de la tarta que supone actualmente hablar del Temple.

Un saludo, Por Ejemplo.

Pablo A. Mumary Farto dijo...

Gracias de nuevo por vuestros comentarios. Me animan a seguir escribiendo y a ir pensando en nuevos proyectos para el blog. En cuanto al tema del noviciado, teniendo en cuenta la gran perdida que supuso hattin y otras derrotas la necesidad de nuevos caballeros era urgente, quiza se apartase durante un tiempo el noviciado por es motivo, es una posibilidad.

Saludos y gracias por leer el Blog.

Martín dijo...

No seas modesto Vinas, te ha quedado impecable.
Da gusto leer tus escritos siempre bajo el punto de vista del historiador serio, muy alejado de los charlatanes para los que todo vale.

Un verdadero placer.
Saludos

Pablo A. Mumary Farto dijo...

Gracias, gracias, que buen recibimiento ha tenido este artículo, tendré que esforzarme mucho más a partir de ahora.