miércoles, 10 de septiembre de 2008

Cova Eirós contiene auténticas joyas de la sofisticada tecnología neandertal

El equipo científico inicia una investigación detallada del yacimiento paleolítico de Triacastela.

El análisis de laboratorio de los materiales recogidos en el primer yacimiento gallego del hombre de Neandertal encontrado en una cueva apenas acaba de empezar, pero los arqueólogos ya ha identificado entre ellos una serie de muestras de excelente calidad de la tecnología creada por los famosos homínidos que poblaron Europa en el Paleolítico Medio, a lo largo de unos 200.000 años. «Tenemos piezas totalmente arquetípicas de la industria neandertal, verdaderas muestras de manual, y su estado de conservación es muy bueno», señala Arturo de Lombera, uno de los directores del equipo que realizó el hallazgo en el yacimiento de Cova Eirós, en el municipio lucense de Triacastela.

Entre los artefactos que están siendo estudiados por el equipo científico que coordina la Universidad de Santiago destaca la presencia de numerosos útiles elaborados mediante la llamada técnica Levallois, un complejo método de talla de la piedra que se considera característico de los neandertales. «La técnica Levallois es muy sofisticada e indica que quienes la utilizaban poseían una gran complejidad mental», explica Xosé Pedro Rodríguez, arqueólogo gallego adscrito al proyecto Atapuerca que colabora en este plan de investigación. Esta técnica, añade, «consiste básicamente en preparar un núcleo de piedra de tal manera que se le puedan extraer piezas de una forma predeterminada, de una morfología perfectamente triangular, por ejemplo. Es un método que requiere un alto grado de planificación y supone un avance muy importante sobre otras técnicas más primitivas, en las que los útiles líticos se tallaban de una forma mucho más improvisada», agrega.

Las piezas de tipo Levallois halladas en Cova Eirós están talladas en una cuarcita de grano fino que permite realizar tallas de una calidad muy notable. El hecho de que estas herramientas apareciesen asociadas a restos de fauna confiere además al yacimiento un valor especial. «Cuando hayamos estudiado a fondo la tecnología, podremos cotejar estas piezas con la información que se extraiga de los restos de animales y quizá podamos saber cómo los habitantes de la cueva utilizaban esas herramientas para preparar los alimentos», dice Rodríguez. El yacimiento de Triacastela, señala por otra parte el arqueólogo, aún puede proporcionar otros materiales de tanto o más interés que el de los los recién hallados. «Solo estamos en el comienzo y queda mucho por excavar, así que en los próximos años creo que podremos obtener en Cova Eirós mucha más información», añade.

*Fuente. La Voz de Galicia

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