jueves, 17 de septiembre de 2009

Tras 34 años de exploración, Cacaxtla guarda importantes secretos


Los vestigios localizados hasta ahora indican a los olmecas-xicalancas como los ocupantes de Cacaxtla


En septiembre de 1975, algunos habitantes de San Miguel del Milagro, municipio de Nativitas, en el estado de Tlaxcala, buscaban cofres repletos de monedas de oro en el Cerro Cascasmeme cuando desenterraron un rostro humano pintado de negro, de clara influencia maya. Ese descubrimiento dio pie a la exploración arqueológica de Cacaxta (de cacaxtli, bulto carga), un sitio sin precedentes en el Altiplano que fue ocupado entre los años 100 y 1000 d.C.


Han pasado 34 años y se ha excavado el 10 por ciento de su polígono, lo que ha permitido ampliar el conocimiento sobre la compleja conformación de esta área central, pero aún guarda importantes secretos, toda vez que se desconoce su filiación cultural, afirmó el arqueólogo Andrés Santana Sandoval.


Tras la caída de Teotihuacán, entre 700 y 900 d.C., Cacaxtla se convirtió en la ciudad más importante de la región, contemporánea a otras urbes como Tajín (Veracruz) y Xochicalco (Morelos). Los vestigios localizados hasta ahora indican a los olmecas-xicalancas como los ocupantes de Cacaxtla, pero el conjunto monumental posee influencias estilísticas mayas, teotihuacanas, mixtecas-zapotecas y nahuatlatas, aseguró el investigador del centro del Instituto Nacional de Antropología (INAH) en Tlaxcala.


"Cacaxtla fue abandonada hacia el año 1000 d.C. por la llegada de otros grupos, no obstante, previamente llevaron a cabo una serie de sacrificios y ofrendas antes de irse", indicó el especialista. Dijo que en distintos puntos, sobre todo en el Palacio, se han localizado los restos óseos de aproximadamente 300 individuos, entre los que figuran 200 niños (cifra documentada por el número de cráneos) con huellas de haber sido sacrificados. "Podemos pensar que los niños pertenecían a la misma comunidad, algunos llevaban puestos ornamentos a la hora de su muerte, como cuentas de piedra, de hueso o de barro, con figuras de rana o tlacuache, y malacates. "En el lugar se detectaron puntas de proyectil de sílex y de obsidiana, con las que posiblemente -dada su cantidad- los inmolaron".


También se han explorado dos tumbas en el llamado Patio Hundido, consistentes en un hueco revestido con piedras, en donde se colocaron los huesos de varios individuos que en un tratamiento "pos mortem" fueron desarticulados, con el fin de que pudieran ser introducidos en las citadas tumbas.


Durante estos 34 años de trabajos de exploración, los especialistas del INAH han procedido al reconocimiento minucioso del recubrimiento del Gran Basamento, sus taludes y muros exteriores.


"Entre los descubrimientos más recientes se encuentran los recubrimientos de la fachada este del Gran Basamento y que fue la portada principal; incluso, en algunas zonas se ha llegado a detectar el piso original", comentó el experto. Dijo que también se ha localizado una riqueza de ofrendas y como ejemplo señaló que en una cesta, ubicada en el Patio Hundido, se encontraron caracoles marinos (tipo estrombus) usados como instrumentos musicales (silbatos) para ceremonias de petición de lluvia.


Otros objetos depositados fueron huesos trabajados a modo de espátulas o agujas -utilizados en ritos de autosacrificio-, raspadores y cuchillos de obsidiana.
Asimismo, las ofrendas no asociadas a entierros, contenían piezas destacadas. En una de ellas estaban esparcidos los vestigios de un mural y de relieves desprendidos intencionalmente, "tal vez para que no los mancillaran quienes después ocuparan Cacaxtla".


El arqueólogo comentó que en la parte superior del Montículo B se encontró el depósito más grande descubierto hasta el momento, en excelente estado de conservación, el cual incluía dos grandes cuchillos de obsidiana (de más de medio metro de altura, aproximadamente), tres pectorales de jadeita, silbatos, ramas de coral, conchas marinas, cuentas, y los restos de una máscara de Tláloc.


Breve recuento

*1975. Se descubre y rescata el mural del Caballero-Ave, comienza la liberación del Edificio A, y se efectúan trabajos de limpieza y conservación de cinco pinturas.


*1976. Arranca la primera excavación intensiva en el Edificio B, se hallan los núcleos de una escalinata y al limpiarla se descubre el Mural del Sacrificio (de la Batalla), de 22 metros de longitud, uno de los más extensos de Mesoamérica.

*1985. Se localiza parte del Mural del Templo Rojo. Las labores para la colocación de la techumbre del Gran Basamento permiten descubrir el Templo de Venus.


*1990. Reinicia la excavación del Edificio B y cuatro años más tarde se explora la Plaza de las Tres Pirámides.


*1998. Son recuperadas 11 esculturas de barro con recubrimiento de estuco, que representan a igual número de señores de Cacaxtla (ahora expuestos en el Museo de Sitio).

*Fuente. El Informador

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