La ocupación militar de las ruinas de Babilonia, al sur de Bagdad, ha tenido grandes consecuencias en sus restos arqueológicos, de cuyo grave nivel de deterioro alertó estos días la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en un informe publicado en París.
El lugar, situado a unos 90 kilómetros al sur de la capital iraquí, sirvió en 2003 como campamento a la Fuerza Multinacional que ocupó el país y antes había sufrido saqueos, robos y destrucciones, según recuerda el «Informe final sobre la evaluación de daños en Babilonia».
«Habida cuenta de la importancia histórica y arqueológica de Babilonia, las recientes imputaciones relativas a los deterioros causados al sitio durante su ocupación militar revisten un carácter especialmente grave», señaló Mohamed Djelid, director de la oficina de la UNESCO para Irak, según un comunicado de la organización.
Babilonia fue capital en la que reinaron Hamurabi (de 1792 a 1750 a.C.) a quien se debe uno de los primeros códigos legislativos de la humanidad, y Nabucodonosor (del 604 al 562 a.C.) constructor de los Jardines Colgantes, considerados una de las Siete Maravillas del Mundo.
En Babilonia, declarado como sitio arqueológico desde 1935, se han practicado numerosas misiones científicas, pero en las últimas décadas ha sufrido las consecuencias de las decisiones del régimen del derrocado Sadam Husein, primero, y de la ocupación militar, después.
El informe presentado hoy en París analiza cómo afectó a los restos el Proyecto Arqueológico de Restauración de Babilonia (1978-1987) del Gobierno iraquí, que «reconstruyó edificaciones antiguas, implantó instalaciones modernas y emprendió una importante remodelación del paisaje».
Eso fue «en gran detrimento del valor de los vestigios arqueológicos» y, en particular, tuvo una gran repercusión sobre ellos la construcción de un nuevo palacio de Sadam Husein.
El estudio de la UNESCO recupera el comentario del informe que el Museo Británico de Londres publicó en 2005 sobre Babilonia, en el que se afirmaba que la «invasión» del sitio «venía a ser como si se hubiera establecido un campamento militar en los aledaños de la Gran Pirámide de Egipto o del sitio prehistórico de Stonehenge, en Gran Bretaña».
El informe indica que los vestigios arqueológicos de la ciudad han sufrido graves deterioros debido a la realización de «excavaciones, cavados de zanjas, desmantelamientos y nivelaciones de terreno».
Además, señala que se han ocasionado «daños considerables» a algunos de sus elementos estructurales importantes, como la Puerta de Ishtar y la Vía Procesional, entre otros, y agrega que el deterioro del sitio no sólo se ha producido en el periodo indicado sino también antes y después de su ocupación por el ejército de la coalición.
Hace también recomendaciones para el sitio de Babilonia, entre las que destaca que el Consejo Estatal Iraquí de Antigüedades y Patrimonio Cultural «debe investigar las repercusiones que han tenido en los vestigios arqueológicos las alteraciones ocasionadas».
En segundo lugar, considera que esa instancia «debe preparar y aplicar un plan de conservación y gestión del sitio de Babilonia», y «efectuar una serie de intervenciones urgentes -en particular las reparaciones de los templos de Ninmakh, Nabu-sha-Harre e Ishtar, y de la muralla del centro de la ciudad- e informar sobre ellas».
En tercer lugar, advierte que se debe considerar la posibilidad de reabrir Babilonia, aunque sea de forma parcial, a las visitas públicas y que todas las medidas deben conducir a la presentación de la candidatura del sitio arqueológico para su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
*Fuente. La Voz de Galicia
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