Cerca de un centenar de vestigios teotihuacanos, procedentes de cinco depósitos rituales, han sido encontrados en las recientes exploraciones en la Ciudadela y la Pirámide de la Serpiente Emplumada, en la Zona Arqueológica de Teotihuacan, aseguró hoy el arqueólogo Rubén Cabrera. Durante una charla en el Museo Nacional de Antropología, el especialista afirmó que en el marco del proyecto "Pirámide de la Luna", que codirigió de 1998 a 2004, se han encontrado unos 137 esqueletos humanos y se ha confirmado la práctica del sacrificio.
Refirió que se trata de ofrendas en las que se encontraron collares elaborados en placas de conchas y rematados con imitación de maxilares, fragmentos óseos, cerámica, caracoles marinos, objetos de obsidiana y hasta esculturas talladas en roca.
Precisó que en dichas excavaciones, que arrojaron la particularidad de una ofrenda, estaban individuos sacrificados, decapitados, y en algunos casos cuerpos ataviados y enteros.
Incluso, subrayó, otros más tenían las manos amarradas hacia atrás, lo cual hace suponer que en Teotihuacan se practicaba el sacrificio.
Agregó que con el estudio de las ofrendas se infiere que "esa era una costumbre repetitiva y no un fenómeno aislado; no sólo entre los teotihuacanos, sino que la práctica estaba difundida en Mesoamérica en términos de guerra y de sacrificio". Sobre La Ciudadela, comentó que ésta se sitúa al final de la Calzada de los Muertos, en la parte sur de la zona arqueológica.
Recordó que este espacio rectangular fue bautizado con este nombre por los conquistadores españoles del siglo XVI, que pensaron que se trataba de un lugar militar. "Era un patio con habitaciones alrededor, donde se supone que vivían los sacerdotes y los gobernantes. En su lado Este se encuentra el templo de Quetzalcóatl", abundó.
Cabrera dijo que Teotihuacán es una zona arqueológica que ha despertado el interés de un gran número de especialistas, debido a su nivel de conservación y a la innegable magnificencia de este centro de poder prehispánico.
Las imponentes estructuras que conforman este sitio son muestra de una civilización que logró constituir una estructura social compleja, capaz de soportar la existencia de un aparato político-religioso, que nos legó este lugar como muestra de su gran poderío.
*Fuente. El Informador
Refirió que se trata de ofrendas en las que se encontraron collares elaborados en placas de conchas y rematados con imitación de maxilares, fragmentos óseos, cerámica, caracoles marinos, objetos de obsidiana y hasta esculturas talladas en roca.
Precisó que en dichas excavaciones, que arrojaron la particularidad de una ofrenda, estaban individuos sacrificados, decapitados, y en algunos casos cuerpos ataviados y enteros.
Incluso, subrayó, otros más tenían las manos amarradas hacia atrás, lo cual hace suponer que en Teotihuacan se practicaba el sacrificio.
Agregó que con el estudio de las ofrendas se infiere que "esa era una costumbre repetitiva y no un fenómeno aislado; no sólo entre los teotihuacanos, sino que la práctica estaba difundida en Mesoamérica en términos de guerra y de sacrificio". Sobre La Ciudadela, comentó que ésta se sitúa al final de la Calzada de los Muertos, en la parte sur de la zona arqueológica.
Recordó que este espacio rectangular fue bautizado con este nombre por los conquistadores españoles del siglo XVI, que pensaron que se trataba de un lugar militar. "Era un patio con habitaciones alrededor, donde se supone que vivían los sacerdotes y los gobernantes. En su lado Este se encuentra el templo de Quetzalcóatl", abundó.
Cabrera dijo que Teotihuacán es una zona arqueológica que ha despertado el interés de un gran número de especialistas, debido a su nivel de conservación y a la innegable magnificencia de este centro de poder prehispánico.
Las imponentes estructuras que conforman este sitio son muestra de una civilización que logró constituir una estructura social compleja, capaz de soportar la existencia de un aparato político-religioso, que nos legó este lugar como muestra de su gran poderío.
*Fuente. El Informador
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