El análisis del genoma mitocondrial de cinco individuos desvela que la primera Eva de la especie vivió hace solo 110.000 años y es más joven que la de los humanos
¿Qué provocó la extinción del hombre del Neandertal? La pregunta del millón ha encontrado ahora una respuesta fundada de la mano de la genómica. La secuenciación del genoma mitocondrial completo de cinco neandertales procedentes de distintas poblaciones de Europa, entre ellas las de la cueva asturiana de El Sidrón, arroja nueva luz sobre la especie. Formaban una población de unos siete mil individuos, tres veces menos que los humanos modernos de la época y siete veces menos de las estimaciones que se habían hecho hasta ahora, repartidos por todo el continente en grupos muy pequeños y con una gran movilidad. Su escaso número, dispersión y fragmentación fue la clave de su debilidad y lo que, muy probablemente, marcó su progresiva desaparición. Así fueron presa fácil para las enfermedades o las malas condiciones para la alimentación
«Quedaron fragmentados en zonas que eran menos productivas, en entornos montañosos y marginales con menor acceso a los recursos», explica el investigador del CSIC Carlos Lalueza, uno de los autores de un estudio de varios grupos europeos en el que también colaboran la Universidad de Oviedo y el Instituto Max Planck de Alemania.
El genoma mitocondrial, que solo se transmite por vía materna, también permite remontarse al origen de la especie. La Eva neandertal vivió hace tan solo 110.000 años, por lo que sería más reciente que los humanos modernos, los sapiens , que los investigadores sitúan en África hace 150.000 años. «Esta fecha es más reciente que la obtenida con modelos previos basados en el registro fósil», explica el también investigador del CSIC y coautor del estudio Antonio Rosa. Pero este hecho no significa, sin embargo, que el origen del hombre de Neandertal se sitúe hace 110.000 años. Es muy probable que la teoría actual que mantiene que empezaron a poblar la tierra hace unos 300.000 años siga siendo válida, lo que ocurre es que la población adscrita a este género muy probablemente llegó a un colapso por motivos ambientales y solo se conservó un pequeño grupo, con una raíz común, que inició una nueva reexpansión por Europa hace 110.000 años. Estos supervivientes fueron los que dejaron su huella genética.
«Su declive pudo llegar en un período de máximo glacial, que seguramente provocó un colapso demográfico muy fuerte, dejando a un número muy pequeño de individuos que sobrevivieron», precisa Carlos Lalueza.
Escasa diversidad genética
Los neandertales que sobrevivieron al hielo se repartieron de nuevo por Europa, pero su número y su diversidad genética quedaron reducidos para siempre. «Las muestras que analizamos tienen mucha menos diversidad genética que nuestra especie, menos que las poblaciones europeas actuales e incluso menos que los chimpancés», constata el investigador Lalueza.
Es más, la comparación de un genoma mitocondrial hallado en Feldhofer (Alemania) con otro encontrado en Vindija (Croacia) muestra que apenas existen diferencias entre ellos. «Los dos grupos estaban separados por casi mil kilómetros, pero sus genomas son idénticos, algo que solo puede ocurrir si la diversidad de la especie es muy baja», señala Antonio Rosas.
La secuenciación de los cinco genomas mitocondriales fue posible mediante las nuevas técnicas de ultrasecuenciación masiva que permiten estudiar millones de secuencias de ADN a partir de huesos antiguos.
Además, los protocolos de extracción limpia aplicados en El Sidrón permiten obtener muestras sin apenas contaminación de humanos modernos, lo que facilita su análisis. Los investigadores esperan llegar a secuenciar el genoma de otros 15 o 20 neandertales para confirmar datos.
*Fuente. La Voz de Galicia
¿Qué provocó la extinción del hombre del Neandertal? La pregunta del millón ha encontrado ahora una respuesta fundada de la mano de la genómica. La secuenciación del genoma mitocondrial completo de cinco neandertales procedentes de distintas poblaciones de Europa, entre ellas las de la cueva asturiana de El Sidrón, arroja nueva luz sobre la especie. Formaban una población de unos siete mil individuos, tres veces menos que los humanos modernos de la época y siete veces menos de las estimaciones que se habían hecho hasta ahora, repartidos por todo el continente en grupos muy pequeños y con una gran movilidad. Su escaso número, dispersión y fragmentación fue la clave de su debilidad y lo que, muy probablemente, marcó su progresiva desaparición. Así fueron presa fácil para las enfermedades o las malas condiciones para la alimentación
«Quedaron fragmentados en zonas que eran menos productivas, en entornos montañosos y marginales con menor acceso a los recursos», explica el investigador del CSIC Carlos Lalueza, uno de los autores de un estudio de varios grupos europeos en el que también colaboran la Universidad de Oviedo y el Instituto Max Planck de Alemania.
El genoma mitocondrial, que solo se transmite por vía materna, también permite remontarse al origen de la especie. La Eva neandertal vivió hace tan solo 110.000 años, por lo que sería más reciente que los humanos modernos, los sapiens , que los investigadores sitúan en África hace 150.000 años. «Esta fecha es más reciente que la obtenida con modelos previos basados en el registro fósil», explica el también investigador del CSIC y coautor del estudio Antonio Rosa. Pero este hecho no significa, sin embargo, que el origen del hombre de Neandertal se sitúe hace 110.000 años. Es muy probable que la teoría actual que mantiene que empezaron a poblar la tierra hace unos 300.000 años siga siendo válida, lo que ocurre es que la población adscrita a este género muy probablemente llegó a un colapso por motivos ambientales y solo se conservó un pequeño grupo, con una raíz común, que inició una nueva reexpansión por Europa hace 110.000 años. Estos supervivientes fueron los que dejaron su huella genética.
«Su declive pudo llegar en un período de máximo glacial, que seguramente provocó un colapso demográfico muy fuerte, dejando a un número muy pequeño de individuos que sobrevivieron», precisa Carlos Lalueza.
Escasa diversidad genética
Los neandertales que sobrevivieron al hielo se repartieron de nuevo por Europa, pero su número y su diversidad genética quedaron reducidos para siempre. «Las muestras que analizamos tienen mucha menos diversidad genética que nuestra especie, menos que las poblaciones europeas actuales e incluso menos que los chimpancés», constata el investigador Lalueza.
Es más, la comparación de un genoma mitocondrial hallado en Feldhofer (Alemania) con otro encontrado en Vindija (Croacia) muestra que apenas existen diferencias entre ellos. «Los dos grupos estaban separados por casi mil kilómetros, pero sus genomas son idénticos, algo que solo puede ocurrir si la diversidad de la especie es muy baja», señala Antonio Rosas.
La secuenciación de los cinco genomas mitocondriales fue posible mediante las nuevas técnicas de ultrasecuenciación masiva que permiten estudiar millones de secuencias de ADN a partir de huesos antiguos.
Además, los protocolos de extracción limpia aplicados en El Sidrón permiten obtener muestras sin apenas contaminación de humanos modernos, lo que facilita su análisis. Los investigadores esperan llegar a secuenciar el genoma de otros 15 o 20 neandertales para confirmar datos.
*Fuente. La Voz de Galicia
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