Pero no es el único. El resurgimiento de la vieja fortificación enterrada afecta también a los planes del ayuntamiento para remodelar la zona más noble de la ciudad, la Marina, y recuperar para el paseo y el ocio, con otro gran aparcamiento subterráneo, una avenida ahora completamente asfixiada por el tráfico. La Autoridad Portuaria tiene previsto reunirse esta semana con la empresa concesionaria del aparcamiento, Copasa, para decidir si continúa el proyecto, situado entre la dársena de la Marina y el castillo de San Antón. Los técnicos del puerto elaborarán distintas alternativas para someterlas a la decisión de la Xunta y del Ayuntamiento.
Al reaparecer el pasado verano al aire libre vestigios de la antigua defensa militar de A Coruña, un baluarte del siglo XVIII, las obras, ya muy retrasadas, fueron paralizadas. Finalmente, la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta ordenó la conservación en su lugar de origen de esos restos de la antigua muralla, por considerar que es de gran valor arqueológico e histórico, al explicar la evolución de la ciudad marítima que nació y creció en torno al puerto.
La decisión obliga a reducir a la mitad las 548 plazas subterráneas previstas, por lo que la construcción del aparcamiento, con un coste de 6,6 millones de euros, ya no resultaría rentable, según admitió el presidente de la Autoridad Portuaria, Macario Fernández. "Habría que seguir adelante porque es una necesidad municipal, pero tenemos que valorar si es viable económicamente", dijo.
Copasa, adjudicataria tanto de la construcción como de la explotación del futuro subterráneo, no cree poder conseguir, al reducirse considerablemente, suficientes ingresos con la venta y alquiler de plazas para sufragar el sobrecoste que implica redimensionar el proyecto. Y la constructora estudia pedir una indemnización por el perjuicio.
Se trata de una obra difícil al pie de la ría de A Coruña que pareció gafada desde su licitación, hace seis años. Distintas vicisitudes, entre ellas una reclamación judicial de los vecinos, finalmente, desestimada, retrasaron hasta marzo de 2007 el inicio de las excavaciones para ese aparcamiento de dos plantas. La aparición de balsas de agua y filtraciones que anegaban las obras al ritmo de la marea complicó los trabajos, que tenían que estar terminados el pasado mes de abril. Pero el descubrimiento de la muralla dio el jaque.
El alcalde de A Coruña, Javier Losada, anunció que está también amenazada la remodelación de la emblemática dársena de la Marina, la estampa de la ciudad. En los presupuestos municipales de 2009, sigue sin figurar un euro para un proyecto que, bajo la dirección del arquitecto José González-Cebrián, ganador del concurso de ideas, el ayuntamiento y el puerto pretendían iniciar ya. En enero, los técnicos municipales se reunirán con el arquitecto y el puerto para evaluar la viabilidad de este proyecto. A la vista de lo ocurrido con el aparcamiento y "de las decisiones que unas personas han tomado bajo la denominación de arqueólogos", aseveró el alcalde, "la ciudad tiene que replantearse sus actuaciones". "A nadie se le escapa que pueden aparecer durante la excavación otras murallas, que los ciudadanos tengamos otra vez que soportar un agujero y no podamos seguir adelante", apuntó.
Y es que nadie duda que bajo la Marina está la antigua muralla. El propio González-Cebrián planteaba que el futuro aparcamiento incorpore en la acera lucernarios que, mediante un sistema de espejos y pantallas, reflejasen la imagen de la secular muralla hoy escondida. Pero ahora, todo está en el alero.
*Fuente. El País. http://espanamedieval.splinder.com/
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