viernes, 14 de enero de 2011

Restauran pirámide que contiene tumba maya


En la Zona Arqueológica de Palenque, Chiapas, el INAH realiza el reforzamiento del edificio denominado Templo XX, en cuyo interior se detectó un entierro prehispánico. Los trabajos tienen por objeto garantizar su estabilidad estructural y permitir en un futuro su visita pública.

El edificio piramidal conocido como Templo XX, de la Zona Arqueológica de Palenque, en Chiapas, en cuyo interior se sabe de la existencia de una cámara funeraria con los restos de un personaje de alta jerarquía de esta antigua ciudad maya, es reforzado y restaurado por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), con el fin de garantizar su estabilidad estructural y, en un futuro, su visita pública.

Estos trabajos, inscritos en el Plan de Manejo del sitio, dan continuidad a una exploración que, entre 1999 y 2003, estuvo a cargo de los arqueólogos Merle Greene Robertson y Alfonso Morales. La investigadora del INAH Martha Cuevas dirige actualmente las labores para la estabilización de esta estructura prehispánica de más de mil 400 años de antigüedad.

De acuerdo con la arqueóloga Cuevas, la importancia del Templo XX radica en su datación, perteneciente al periodo Clásico Temprano (430 - 600 d.C.), lapso del que existen muy pocas evidencias en Palenque, sobre todo de arquitectura.

“Este edificio (El Templo XX) ilustra un momento de ocupación muy poco conocido de la antigua urbe, casi todas las construcciones que hoy puede admirar el visitante de Palenque datan del Clásico Tardío, es decir del 600 al 850 después de Cristo, y escasamente se conoce de las etapas más antiguas del asentamiento”.

Martha Cuevas explicó que “a diferencia de otras ciudades de Mesoamérica, no es fácil detectar las etapas anteriores de los edificios de Palenque. Por ejemplo en el caso del Templo Mayor de Tenochtitlan, se edificaba un basamento con un templo y sobre estos elementos se construían después otros similares; por el contrario, los palencanos desmantelaban la parte superior de las construcciones previas y levantaban templos nuevos”.

Acerca de la cámara funeraria que se encuentra dentro de la pirámide, la especialista de la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos del INAH, dijo que ésta fue identificada en 1999 durante las exploraciones del templo superior del edificio.

En ese momento, a través de un pozo y mediante la toma de video, se pudo vislumbrar que la habitación de carácter mortuorio posee pintura mural y que en el piso se halla el entierro de un personaje, estas características —junto con la cerámica asociada— permitieron determinar que se trata de una inhumación del Clásico Temprano, probablemente del año 550 de nuestra era.

Cuevas abundó que “el registro en video muestra cajetes y platos dentro de la tumba, hay también cuentas de jade, así como algunas teselas y fragmentos de concha que debieron formar parte de una máscara que el personaje enterrado portaba en el cinturón.

“Para esta época, el Clásico Temprano, no existen sarcófagos como el caso de Pakal II o la Reina Roja, sino que el entierro está depositado sobre lajas en el piso del Templo XX. Las fotografías no permiten ver el esqueleto completo, aparentemente sólo hay partes, lo que se verificará cuando se explore la cámara mortuoria”.

La determinación del Consejo de Arqueología de estabilizar primeramente el basamento piramidal, tiene por objeto evitar alguna filtración o derrumbe, y garantizar así la conservación del contexto funerario. Una vez que culminen estas labores se estará en condiciones de retomar la investigación de la cámara, la cual se ubica a 5.5 m de profundidad con respecto al piso del templo superior.

En lo que respecta a los trabajos en el Templo XX, bajo responsabilidad del arqueólogo Edwin Angulo Torres, éstos se enfocan en la exploración del basamento y la consolidación del templo superior, tareas a partir de las cuales se han identificado dos etapas constructivas de la edificación, la primera de 430 - 600 d.C., y la segunda hacia 750 - 900 d.C.

Las medidas generales del templo son: 35 m de lado y 19 de altura, mientras que el edificio superior oscila en 14 m de largo por 8 de ancho.

Angulo Torres detalló que el Templo XX se desplanta en una sección sobre un promontorio rocoso, de ahí que los mayas intentaron nivelarlo mediante rellenos de arcilla y grava, mismos que con el tiempo se perdieron ocasionando problemas de cimentación en la parte nororiente del edificio.

“Los datos que hemos obtenido mediante calas y otros métodos de excavación, nos permiten reconstruir de manera hipotética cómo era la fachada de la construcción, sus cuerpos y la altura de cada uno de ellos, dándonos una imagen aproximada de la forma del edificio”.

Otro de los objetivos de la intervención en el Templo XX de Palenque, es “darle a su templo superior soporte arquitectónico y estructural, que es clave para la conservación, tanto de la subestructura como de la cámara funeraria”.

Tras comentar que en este 2011 se tiene prevista una segunda temporada de trabajo, el arqueólogo Edwin Angulo concluyó que el proyecto contempla la consolidación integral del basamento, y en la más reciente temporada de campo —efectuada entre agosto y diciembre de 2010— fue posible terminar, entre otros aspectos, la consolidación de la fachada principal (oriente) del edificio, con excepción de la escalinata.

*Fuente. INAH

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