sábado, 13 de noviembre de 2010

DESCUBREN ESCULTURA DE JUGADOR DE PELOTA DECAPITADO


Es una talla en cantera que data de 900-1100 d.C., y la evidencia indica que fue hecha de esta forma (degollada), tal vez para colocar la cabeza de combatientes sacrificados. Fue hallada en la Zona Arqueológica de El Teúl, sitio que abrirá en 2012 y es de los pocos en Mesoamérica que tuvo una ocupación continua durante 18 siglos.

Una escultura prehispánica de tamaño natural, que representa a un jugador de pelota decapitado, fue descubierta por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) en la Zona Arqueológica de El Teúl, al sur de Zacatecas, sitio que se caracteriza por ser de los pocos en Mesoamérica, con una ocupación continua de al menos 18 siglos.

El hallazgo se registró durante trabajos de investigación que se llevan a cabo para la apertura al público en 2012 de este antiguo centro ceremonial. Se trata de una talla en cantera que data de 900-1100 d.C., y la evidencia indica que fue hecha intencionalmente de esta forma (degollada), tal vez para colocar en su parte superior la cabeza de combatientes sacrificados en el ritual del juego de pelota.

La escultura cilíndrica de 1.97 m de altura, 52 cm de diámetro y un peso aproximado de una tonelada, fue ubicada precisamente al sur del lateral oriente de la cancha de Juego de Pelota. Debido a que en días subsecuentes se hallaron los fragmentos de otra escultura semejante en el otro extremo del lateral, no se descarta encontrar un par más con las mismas características en el lado poniente, que falta explorar.

Este reciente descubrimiento se suma a la gran diversidad de materiales arrojada por las excavaciones: cuentas de concha y piedra verde procedentes de tumbas de tiro, orejeras con motivos teotihuacanos y cerámica policroma estilo códice, así como cascabeles y anillos elaborados en uno de los escasos hornos de fundición de cobre de la época prehispánica descubiertos hasta hoy.

De acuerdo con el arqueólogo Peter Jiménez Betts, co-responsable del Proyecto Arqueológico Cerro del Teúl, esta riqueza de objetos es resultado de la ocupación continua que esta elevación tuvo por lo menos durante mil 800 años, en contraste con grandes urbes como Teotihuacan y Monte Albán que únicamente fueron habitadas durante ocho y doce siglos, respectivamente.

En ese sentido, el Cerro del Teúl —símbolo del poblado zacatecano de Teúl de González Ortega, limítrofe con Jalisco— es uno de los pocos sitios en América con una ocupación ininterrumpida de 200 a.C. a 1531 d.C. Por su secuencia temporal sólo puede ser comparado con pocas ciudades, entre ellas, Cholula, en Puebla; así mismo, es probable que sea el único con una duración semejante en el Occidente y Norte de lo que fue Mesoamérica.

Tanto Peter Jiménez como la arqueóloga Laura Solar, también responsable del proyecto de investigación, coinciden en que el sitio fue el centro ceremonial por excelencia de los caxcanes, uno de los grupos más aguerridos contra los conquistadores españoles y a quienes estuvieron a punto de derrotar en la famosa Guerra del Mixtón.

La ocupación caxcana del Cerro del Teúl duró menos de dos siglos (1350/1400 – 1531 d.C.). La destrucción del área ceremonial, de esta etapa en particular, ocurrió cuando los caxcanes reincidieron en usarlo como lugar de culto. Los tlaxcaltecas, aliados de los españoles, fueron los encargados de ejecutar la quema del sitio, motivo por el que son escasos los vestigios de este último periodo del asentamiento.

“Los indígenas fueron bajados de la colina y el pueblo fue denominado en un principio como San Juan Bautista del Teúl, esta advocación cristiana fue implantada en lugares donde el culto a Tláloc, dios del agua, era importante. El Cerro del Teúl es un altépetl, una elevación que contiene agua, donde se genera la vida.

“Tenemos evidencias de ocupación de los caxcanes referentes al siglo XVI; y también mucho más antiguas de la tradición de tumbas de tiro, dos o tres siglos antes de la Era Cristiana. Pero además en los recientes trabajos hemos encontrado vestigios de los periodos intermedios, lo que nos da uno de los poquísimos sitios en el continente americano, donde existió una ocupación constante a lo largo de 18 siglos”, anotó Peter Jiménez.

En el panorama de lo que hoy es el estado de Zacatecas, Teúl fue ocupado por lo menos seis siglos antes que los centros ceremoniales de La Quemada y Alta Vista, y compartió historia con éstos durante el Clásico Medio y el Epiclásico, del 400 al 1000 d.C., para luego ser ocupado otros 500 años después del abandono de los mismos.

La importancia del Cerro del Teúl para la arqueología —continuó el especialista adscrito al Centro INAH-Zacatecas—, “es que su estudio podrá responder preguntas básicas sobre cómo fue el modo de vida mesoamericano, aquel que llegaría a La Quemada y a Alta Vista. Aquí están las respuestas de esta paulatina colonización”.

Lo significativo de El Teúl quedó registrado en documentos como el Plano del Obispado de Compostela del siglo XVI, y en la obra del ingeniero geodésico Carl de Berghes, quien realizó un plano muy exacto del asentamiento a mediados del siglo XIX, a solicitud del entonces gobernador Francisco García Salinas.

En la actualidad y como parte del Proyecto Arqueológico Cerro del Teúl, se lleva a cabo el levantamiento topográfico del sitio por medio de la tecnología denominada Estación Total, un aparato electro-óptico que permite generar un modelo tridimensional que permitirá ubicar de forma precisa, tanto las excavaciones como los elementos arquitectónicos y escultóricos, entierros, entre otros.

Este registro preciso es el que ha permitido avanzar en la comprensión de la cronología del lugar, de ahí que los trabajos de excavación han sido muy sistemáticos concentrándose hasta el momento en espacios del Conjunto Oriente como son: la cancha del Juego de Pelota, la Plaza de los Dos Montículos y el Patio Hundido, distribuidos en la parte media del cerro.

Mano a mano con los profesionales del INAH, se ha sumado un grupo de oriundos de Teúl de González Ortega, por medio del Programa de Empleo Temporal (PET), en las labores de limpieza, restauración y registro de piezas, hasta de excavación y supervisión de las tomas de la Estación Total. En la segunda temporada del PET fueron empleadas 42 personas y para 2011, de marzo a octubre, es posible que este número se duplique.

Mediante el esfuerzo conjunto de los gobiernos estatal y federal a través del INAH, el Cerro del Teúl abrirá al público en 2012 para contribuir no sólo al conocimiento de la historia prehispánica de Zacatecas, sino también para conformar rutas en ese estado que permitan descentralizar la oferta turística, toda vez que el sitio arqueológico está cerca de Zapopan, Jalisco.

*Fuente. INAH

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