El misterio sobre uno de los últimos gobiernos aztecas continúa develándose tras la localización de al menos cinco nuevas ofrendas, integradas por diversos objetos, en el lugar donde fue descubierto el monolito azteca de Tlaltecuhtli, hallazgo que ha hecho suponer a los especialistas “cada vez con más certeza”, que se trata de la lapida mortuoria de la tumba del emperador Ahuízotl, antecesor de Moctezuma.
De acuerdo con fuentes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la escultura localizada en 2006 cuenta entre sus ofrendas con piezas como cuchillos de pedernal, cuentas de piedra verde y esqueletos de aves, uno de ellos correspondiente a un ibis pico de espátula, especie característica de la zona lacustre de la antigua Tenochtitlán.
A casi tres años del descubrimiento, en el predio denominado Casa de las Ajaracas, los trabajos, que se llevan a cabo bajo la supervisión del arqueólogo Leonardo López Luján, se han prolongado debido a que conforme se avanza en las excavaciones, “nos encontramos con una nueva ofrenda, lo que nos hace pensar cada vez con más certeza que nuestra hipótesis es cierta”, indicó la fuente del INAH, acerca de que se trata de la tumba del gobernante azteca. Los trabajos de rescate han descendido a mayor profundidad y se avanza lentamente conforme se encuentra una nueva ofrenda.
Al mismo tiempo que se realizan excavaciones en el lugar exacto donde se encontró el monolito de cuatro por tres y medio metros, un grupo de restaurados trabajó en la consolidación de los pigmentos que conserva la pieza, tarea que ha quedado completamente terminada y ha dejado a la vista residuos de los colores que algunas vez tuvo la escultura.
El hallazgo fue realizado el 2 de octubre de 2006 por especialistas del Proyecto de Arqueología Urbana que encabezaba el arqueólogo Álvaro Barrera. Días después, el investigador Eduardo Matos Moctezuma confirmó que se trataba de una representación de Tlatecuhtli, Diosa de la Tierra.
El monolito fabricado en piedra andesita lomprobolita, que pudo haber sido traída de la región de Tenayuca, Estado de México, tiene alrededor de 40 centímetros de espesor y se cree que fue hecha durante la séptima fase constructiva de Tenochtitlán, es decir, entre 1427 y 1521, antes de la Conquista. En la parte inferior la piedra presenta tallada la fecha 1502 o año 10 conejo, el mismo de la muerte de Ahuízotl, octavo gobernante de la antigua Tenochtitlán, que ocupó el trono de 1486 hasta su fallecimiento. La presencia de las nuevas ofrendas así como su profundidad fortalecen la hipótesis de los arqueólogos acerca de que la escultura es la lápida mortuoria de la tumba del gobernante.
Ahuízotl fue el último emperador mexica en completar su gobierno antes de la llegada de los españoles y quien expandió el más grande dominio territorial azteca; contó con linaje puro al descender de Axayacatl y Tizoc, además de ser antecesor de Moctezuma II.
En noviembre de 2007, la escultura de Tlaltecuhtli fue movida de su lugar para continuar con las excavaciones que podrían conducir a la tumba del emperador. Dividida en cuatro fragmentos, la pieza fue colocada temporalmente dentro de una caseta sobre la calle de Argentina (cerrada al paso de la gente) donde un equipo de alrededor de cinco especialistas trabajaron para devolverle su policromía. La restauración y limpieza de la pieza ha sido realizada por Virginia Pimentel Chehaibar, quien también tiene a su cargo la fijación de los pigmentos. Antes de devolver la pieza a su lugar original, donde se espera pueda ser exhibida en el futuro, la escultura será nuevamente armada —sin pegarla— y colocada en una base de mampostería.
*Fuente. Excelsior
De acuerdo con fuentes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la escultura localizada en 2006 cuenta entre sus ofrendas con piezas como cuchillos de pedernal, cuentas de piedra verde y esqueletos de aves, uno de ellos correspondiente a un ibis pico de espátula, especie característica de la zona lacustre de la antigua Tenochtitlán.
A casi tres años del descubrimiento, en el predio denominado Casa de las Ajaracas, los trabajos, que se llevan a cabo bajo la supervisión del arqueólogo Leonardo López Luján, se han prolongado debido a que conforme se avanza en las excavaciones, “nos encontramos con una nueva ofrenda, lo que nos hace pensar cada vez con más certeza que nuestra hipótesis es cierta”, indicó la fuente del INAH, acerca de que se trata de la tumba del gobernante azteca. Los trabajos de rescate han descendido a mayor profundidad y se avanza lentamente conforme se encuentra una nueva ofrenda.
Al mismo tiempo que se realizan excavaciones en el lugar exacto donde se encontró el monolito de cuatro por tres y medio metros, un grupo de restaurados trabajó en la consolidación de los pigmentos que conserva la pieza, tarea que ha quedado completamente terminada y ha dejado a la vista residuos de los colores que algunas vez tuvo la escultura.
El hallazgo fue realizado el 2 de octubre de 2006 por especialistas del Proyecto de Arqueología Urbana que encabezaba el arqueólogo Álvaro Barrera. Días después, el investigador Eduardo Matos Moctezuma confirmó que se trataba de una representación de Tlatecuhtli, Diosa de la Tierra.
El monolito fabricado en piedra andesita lomprobolita, que pudo haber sido traída de la región de Tenayuca, Estado de México, tiene alrededor de 40 centímetros de espesor y se cree que fue hecha durante la séptima fase constructiva de Tenochtitlán, es decir, entre 1427 y 1521, antes de la Conquista. En la parte inferior la piedra presenta tallada la fecha 1502 o año 10 conejo, el mismo de la muerte de Ahuízotl, octavo gobernante de la antigua Tenochtitlán, que ocupó el trono de 1486 hasta su fallecimiento. La presencia de las nuevas ofrendas así como su profundidad fortalecen la hipótesis de los arqueólogos acerca de que la escultura es la lápida mortuoria de la tumba del gobernante.
Ahuízotl fue el último emperador mexica en completar su gobierno antes de la llegada de los españoles y quien expandió el más grande dominio territorial azteca; contó con linaje puro al descender de Axayacatl y Tizoc, además de ser antecesor de Moctezuma II.
En noviembre de 2007, la escultura de Tlaltecuhtli fue movida de su lugar para continuar con las excavaciones que podrían conducir a la tumba del emperador. Dividida en cuatro fragmentos, la pieza fue colocada temporalmente dentro de una caseta sobre la calle de Argentina (cerrada al paso de la gente) donde un equipo de alrededor de cinco especialistas trabajaron para devolverle su policromía. La restauración y limpieza de la pieza ha sido realizada por Virginia Pimentel Chehaibar, quien también tiene a su cargo la fijación de los pigmentos. Antes de devolver la pieza a su lugar original, donde se espera pueda ser exhibida en el futuro, la escultura será nuevamente armada —sin pegarla— y colocada en una base de mampostería.
*Fuente. Excelsior
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