El descubrimiento es excepcional porque no se conocía ningún poblado cerca de un monumento megalítico. El asentamiento podría datar de la Edad de Bronce y relaciona el dolmen con una cista hallada en la zona.
Durante las excavaciones que la Diputación encargó para la puesta en valor del dolmen de Dombate el arqueólogo Manuel Lestón encontró un tramo de una extraña zanja junto al yacimiento. Entonces ya supuso que podría tratarse de una especie de foso que rodeaba un poblado, lo que era un gran descubrimiento. Nunca antes se había encontrado un asentamiento prehistórico junto a un monumento megalítico.
Para conocer más sobre el hallazgo, la Diputación contrató un estudio con georradar y el resultado ha sido sorprendente. Al este de Dombate, la zanja forma un círculo de 968 metros de perímetro y 154 metros de radio. Aunque aún queda mucho por hacer, lo más probable es que el poblado sea de la Edad de Bronce y que se formara cuando el dolmen ya había sido clausurado como monumento funerario.
Lo novedoso es que, por primera vez, se constata en Galicia la presencia de un asentamiento prehistórico que sucede a un yacimiento megalítico anterior. Y más aún. Antes de la construcción del Dombate que conocemos hubo otro anterior, lo que implica que el Chan de Borneiro nunca dejó de estar poblado, algo extraño entonces, cuando la falta de conocimientos agrícolas obligaba a continuos cambios de tierra por el agotamiento de los campos. Además, el poblado vincula el dolmen con la cista de A Insua, un enterramiento de la Edad de Bronce que está en el Museo Arqueológico de A Coruña. Se cree que hay más en las cercanías de Dombate porque los sepulcros son individuales y nunca aparecen solos.
Dombate demuestra que es un yacimiento vivo, que puede deparar muchas sorpresas. Con respecto a la zanja, Manuel Lestón considera que servía para delimitar el poblado y para evitar la acumulación de agua, ya que se trata de una zona baja y muy húmeda. La excavación ha permitido registrar hasta cuatro momentos diferentes de apertura del foso. Eso supone que el poblado se usó durante un largo período, desde la clausura de Dombate hasta comienzos de la Edad de Hierro.
El informe ha sido remitido a la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta, que deberá decidir sobre futuros estudios, puesto que la zanja y el interior del poblado están en terrenos privados. El hallazgo podría animar a excavar la zona en la que apareció la cista de A Insua. Los técnicos creen que la aldea prehistórica tuvo que ser utilizada cuando Dombate ya había sido cerrado porque su ubicación no se entiende dentro del ritual megalítico.
Lo que tienen claro los arqueólogos es que los pobladores de ese terreno circular se consideraban descendientes de los enterrados en el dolmen, por lo que el anta debió de tener gran importancia entonces.
Durante las excavaciones que la Diputación encargó para la puesta en valor del dolmen de Dombate el arqueólogo Manuel Lestón encontró un tramo de una extraña zanja junto al yacimiento. Entonces ya supuso que podría tratarse de una especie de foso que rodeaba un poblado, lo que era un gran descubrimiento. Nunca antes se había encontrado un asentamiento prehistórico junto a un monumento megalítico.
Para conocer más sobre el hallazgo, la Diputación contrató un estudio con georradar y el resultado ha sido sorprendente. Al este de Dombate, la zanja forma un círculo de 968 metros de perímetro y 154 metros de radio. Aunque aún queda mucho por hacer, lo más probable es que el poblado sea de la Edad de Bronce y que se formara cuando el dolmen ya había sido clausurado como monumento funerario.
Lo novedoso es que, por primera vez, se constata en Galicia la presencia de un asentamiento prehistórico que sucede a un yacimiento megalítico anterior. Y más aún. Antes de la construcción del Dombate que conocemos hubo otro anterior, lo que implica que el Chan de Borneiro nunca dejó de estar poblado, algo extraño entonces, cuando la falta de conocimientos agrícolas obligaba a continuos cambios de tierra por el agotamiento de los campos. Además, el poblado vincula el dolmen con la cista de A Insua, un enterramiento de la Edad de Bronce que está en el Museo Arqueológico de A Coruña. Se cree que hay más en las cercanías de Dombate porque los sepulcros son individuales y nunca aparecen solos.
Dombate demuestra que es un yacimiento vivo, que puede deparar muchas sorpresas. Con respecto a la zanja, Manuel Lestón considera que servía para delimitar el poblado y para evitar la acumulación de agua, ya que se trata de una zona baja y muy húmeda. La excavación ha permitido registrar hasta cuatro momentos diferentes de apertura del foso. Eso supone que el poblado se usó durante un largo período, desde la clausura de Dombate hasta comienzos de la Edad de Hierro.
El informe ha sido remitido a la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta, que deberá decidir sobre futuros estudios, puesto que la zanja y el interior del poblado están en terrenos privados. El hallazgo podría animar a excavar la zona en la que apareció la cista de A Insua. Los técnicos creen que la aldea prehistórica tuvo que ser utilizada cuando Dombate ya había sido cerrado porque su ubicación no se entiende dentro del ritual megalítico.
Lo que tienen claro los arqueólogos es que los pobladores de ese terreno circular se consideraban descendientes de los enterrados en el dolmen, por lo que el anta debió de tener gran importancia entonces.
*Fuente. La Voz de Galicia.
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