El yacimiento descubierto en una cantera del municipio ha proporcionado ya uno de los conjuntos de fauna del Pleistoceno más abundantes y variados de Galicia.
Todavía no se sabe si las excavaciones que se realizan actualmente en el yacimiento descubierto en la cantera de la empresa Campesa, en Becerreá, depararán nuevos hallazgos. Lo que sí se se puede afirmar es que este lugar ha proporcionado ya uno de los depósitos de fauna cuaternaria más abundantes y variados que se conocen en Galicia. La voladura que reveló la existencia de la cueva que está siendo investigada ahora por los arqueólogos -y que al mismo tiempo fue destruida en su mayor parte por la explosión- puso al descubierto una gran cantidad de restos de numerosas especies animales cuyo estudio puede suministrar datos de gran valor sobre la evolución del medio ambiente en la montaña lucense.
Una de las mayores singularidades de este yacimiento consiste en que contiene numerosos fósiles de rinoceronte. Estos restos ya han sido identificados como pertenecientes a la especie Dicerorhinus hemitoechus , un tipo de rinoceronte extinguido muy característico de la fauna europea del Pleistoceno. El arqueólogo Manuel Vaquero, director de las excavaciones, señala que esta especie es la más abundante entre los animales de gran tamaño que se han localizado en el yacimiento. «Es muy curioso que apareciesen tantos restos de rinoceronte en una cueva, porque estos animales no frecuentaban precisamente las cavernas, en las que lo más normal es encontrar restos de osos y otros carnívoros», señala. Lo más lógico es suponer que estos animales fueron arrastrados al interior de la cueva por carnívoros que los consumieron, aunque también cabe la posibilidad de que algunos de ellos cayesen accidentalmente dentro de la cavidad a través de simas o pozos naturales abiertos en la superficie del terreno.
La peculiaridad del hallazgo resulta mayor si se tiene en cuenta que esta especie, a menudo denominada rinoceronte de las estepas, se considera característica de los espacios llanos y abiertos. «En este caso han aparecido en un contexto de montaña, lo que le añade mucho interés al yacimiento, porque es una ubicación bastante poco común», apunta Vaquero. En el lugar se han encontrado también vestigios de otras especies extinguidas o desaparecidas del continente hace miles de años. Entre ellos hay fósiles de león, hiena y pantera europea, una subespecie extinta del leopardo. De esta última se ha podido hallar una mandíbula completa y en buen estado de conservación que Vaquero califica como «una pieza de museo muy notable». La colección comprende asimismo un buen número de fósiles de oso, un animal mucho más fácil de encontrar en hábitats de tipo cavernario.
Otros herbívoros
Además de los mencionados rinocerontes, el yacimiento proporcionó fósiles de diferentes tipos de herbívoros, como caballos y bóvidos. Entre estos últimos figuran los restos de un ejemplar que podría tratarse de un bisonte o bien de un uro o toro salvaje. Los primeros restos de uro conocidos en Galicia fueron hallados recientemente en una caverna caliza de la sierra de O Courel por investigadores de la universidad coruñesa.
Todavía no se sabe si las excavaciones que se realizan actualmente en el yacimiento descubierto en la cantera de la empresa Campesa, en Becerreá, depararán nuevos hallazgos. Lo que sí se se puede afirmar es que este lugar ha proporcionado ya uno de los depósitos de fauna cuaternaria más abundantes y variados que se conocen en Galicia. La voladura que reveló la existencia de la cueva que está siendo investigada ahora por los arqueólogos -y que al mismo tiempo fue destruida en su mayor parte por la explosión- puso al descubierto una gran cantidad de restos de numerosas especies animales cuyo estudio puede suministrar datos de gran valor sobre la evolución del medio ambiente en la montaña lucense.
Una de las mayores singularidades de este yacimiento consiste en que contiene numerosos fósiles de rinoceronte. Estos restos ya han sido identificados como pertenecientes a la especie Dicerorhinus hemitoechus , un tipo de rinoceronte extinguido muy característico de la fauna europea del Pleistoceno. El arqueólogo Manuel Vaquero, director de las excavaciones, señala que esta especie es la más abundante entre los animales de gran tamaño que se han localizado en el yacimiento. «Es muy curioso que apareciesen tantos restos de rinoceronte en una cueva, porque estos animales no frecuentaban precisamente las cavernas, en las que lo más normal es encontrar restos de osos y otros carnívoros», señala. Lo más lógico es suponer que estos animales fueron arrastrados al interior de la cueva por carnívoros que los consumieron, aunque también cabe la posibilidad de que algunos de ellos cayesen accidentalmente dentro de la cavidad a través de simas o pozos naturales abiertos en la superficie del terreno.
La peculiaridad del hallazgo resulta mayor si se tiene en cuenta que esta especie, a menudo denominada rinoceronte de las estepas, se considera característica de los espacios llanos y abiertos. «En este caso han aparecido en un contexto de montaña, lo que le añade mucho interés al yacimiento, porque es una ubicación bastante poco común», apunta Vaquero. En el lugar se han encontrado también vestigios de otras especies extinguidas o desaparecidas del continente hace miles de años. Entre ellos hay fósiles de león, hiena y pantera europea, una subespecie extinta del leopardo. De esta última se ha podido hallar una mandíbula completa y en buen estado de conservación que Vaquero califica como «una pieza de museo muy notable». La colección comprende asimismo un buen número de fósiles de oso, un animal mucho más fácil de encontrar en hábitats de tipo cavernario.
Otros herbívoros
Además de los mencionados rinocerontes, el yacimiento proporcionó fósiles de diferentes tipos de herbívoros, como caballos y bóvidos. Entre estos últimos figuran los restos de un ejemplar que podría tratarse de un bisonte o bien de un uro o toro salvaje. Los primeros restos de uro conocidos en Galicia fueron hallados recientemente en una caverna caliza de la sierra de O Courel por investigadores de la universidad coruñesa.
*Fuente. La Voz de Galicia
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