Se encontraron cerca 500 objetos prehispánicos y coloniales.
Más de 500 objetos de piedra y fragmentos de cerámica prehispánica y colonial fueron descubiertos en distintos puntos de los límites de San Luis Potosí y Guanajuato. Entre los artefactos descubiertos destacan puntas de flechas elaboradas por grupos prehispánicos nómadas, posiblemente usadas en la Guerra Chichimeca, alrededor de 1580.
Con una antigüedad que va de 1000 a.C. a 1800 d.C., el conjunto de artefactos fue hallado en 37 sitios o campamentos distribuidos en cinco áreas, y corresponden según las fuentes históricas a las áreas ocupadas en el siglo XVI por tribus de guachichiles y guamares, que formaban parte de la región cultural denominada la Gran Chichimeca.
El arqueólogo Rubén Manzanilla, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), informó que entre las piezas localizadas se encuentran instrumentos de lítica tallada como raspadores, raederas, cuchillos, navajas en lascas, y puntas de proyectil elaborados principalmente con riolita local de diferentes calidades y colores, y en menores proporciones en pedernal, cuarzo y obsidiana, además de piedras para moler en basalto.
También, dijo, se localizó una roca con pintura rupestre con la representación de una garza, hecha con pigmento mineral de color rojo, y otra roca con un petrograbado, probablemente de un rostro humano.
Entre las piezas de piedra, explicó el especialista del INAH, destacan pequeñas puntas de proyectil de obsidiana verde y gris, así como en pedernal blanco que corresponden a la última etapa de ocupación regional denominada Tunal Grande (1200-1800 d.C.).
“De acuerdo con las fuentes históricas, este tipo de puntas de flecha fueron usadas por los indígenas nómadas en la llamada Guerra Chichimeca, que se libró en contra de los españoles en el siglo XVI, quienes querían conquistar el Camino de la Plata que comunicaba a la nueva España con Guanajuato y Zacatecas.
“Estas puntas eran muy finas y, a decir de los cronistas, atravesaban los huecos de las redes de malla de acero y las armaduras de los soldados europeos, hiriéndolos gravemente o causándoles la muerte”, comentó el arqueólogo.
Manzanilla indicó que en el curso de las investigaciones se espera poder encontrar alguno de los lugares donde se obtenía este tipo de obsidiana. “Tenemos los antecedentes de un campamento cercano a la localidad de San Luis de la Paz, Guanajuato, donde la concentración de nódulos y las evidencias de trabajo de esta roca fueron altas.
“Buscar los lugares de afloración de la obsidiana es importante porque aunque las crónicas se refieren a los chichimecas como grupos dispersos, entre ellos se reconocían con diferentes nombres étnicos, es decir, había fuertes lazos de intercambio.
“Indagar cómo y por qué rutas se distribuyó este vidrio volcánico nos puede dar una serie de datos sobre quiénes lo explotaban, y sobre las relaciones de los grupos de cazadores recolectores de la Gran Chichimeca con los de la Sierra Gorda de Guanajuato y Querétaro.
El arqueólogo del INAH citó que los antecedentes históricos más antiguos de la presencia de grupos prehispánicos en esta región están descritos en la obra del siglo XVI llamada Guerra de los chichimecas, escrita por el fraile agustino Guillermo de Santa María, en el año1580.
Así mismo, destacó Rubén Manzanilla, también se hallaron metates y piedras de molienda elaborados por grupos prehispánicos sedentarios, como los agrícolas del Valle de San Francisco, “lo que comprueba que los cazadores recolectores intercambiaban productos con los sedentarios, quizá piezas de cacería, pieles e incluso herramientas de lítica, a cambio de objetos como la cerámica o la lítica pulida, actividades que estaban documentadas históricamente y que en estas exploraciones pudimos corroborar”.
En este sentido, el arqueólogo comentó que en algunos campamentos precisamente se encontraron fragmentos de piezas de cerámica prehispánica que corresponden a grupos agrícolas procedentes del Valle de San Francisco, en la actual Villa de Reyes, San Luis Potosí, lo que confirma las relaciones entre grupos sedentarios y nómadas, que en este caso ocurrió cuando menos entre 700 y 900 d.C.
En otros lugares, añadió, también se recuperaron fragmentos de cerámica colonial del siglo XVI proveniente de Michoacán, así como cerámicas vidriadas y mayólicas del siglo XVII procedentes de Puebla.
Rubén Manzanilla mencionó que dichos hallazgos se registraron durante los trabajos de construcción de la presa El Realito, en los límites de San Luis Potosí y Guanajuato, mismos que han permitido determinar tres etapas de ocupación, a partir de una cronología regional ya establecida: Fase Venadito (1000 a.C. a 200 d.C.), Fase Huerta (200 d.C. a 1200 d.C.) y Fase Tunal Grande (1200 d.C. a 1800 d.C.).
Cabe destacar que el modo de vida de los cazadores recolectores fue el mismo siempre y sus materiales culturales son similares, “por lo cual resulta difícil saber qué campamento se afiliaba a uno u otro grupo chichimeca o cuales son los límites ocupacionales entre guamares y guachichiles”, concluyó el especialista, al adelantar que este año continuarán las investigaciones en esta área donde el INAH efectúa el salvamento arqueológico con motivo de la obra hidráulica.
*Fuente. INAH
Con una antigüedad que va de 1000 a.C. a 1800 d.C., el conjunto de artefactos fue hallado en 37 sitios o campamentos distribuidos en cinco áreas, y corresponden según las fuentes históricas a las áreas ocupadas en el siglo XVI por tribus de guachichiles y guamares, que formaban parte de la región cultural denominada la Gran Chichimeca.
El arqueólogo Rubén Manzanilla, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), informó que entre las piezas localizadas se encuentran instrumentos de lítica tallada como raspadores, raederas, cuchillos, navajas en lascas, y puntas de proyectil elaborados principalmente con riolita local de diferentes calidades y colores, y en menores proporciones en pedernal, cuarzo y obsidiana, además de piedras para moler en basalto.
También, dijo, se localizó una roca con pintura rupestre con la representación de una garza, hecha con pigmento mineral de color rojo, y otra roca con un petrograbado, probablemente de un rostro humano.
Entre las piezas de piedra, explicó el especialista del INAH, destacan pequeñas puntas de proyectil de obsidiana verde y gris, así como en pedernal blanco que corresponden a la última etapa de ocupación regional denominada Tunal Grande (1200-1800 d.C.).
“De acuerdo con las fuentes históricas, este tipo de puntas de flecha fueron usadas por los indígenas nómadas en la llamada Guerra Chichimeca, que se libró en contra de los españoles en el siglo XVI, quienes querían conquistar el Camino de la Plata que comunicaba a la nueva España con Guanajuato y Zacatecas.
“Estas puntas eran muy finas y, a decir de los cronistas, atravesaban los huecos de las redes de malla de acero y las armaduras de los soldados europeos, hiriéndolos gravemente o causándoles la muerte”, comentó el arqueólogo.
Manzanilla indicó que en el curso de las investigaciones se espera poder encontrar alguno de los lugares donde se obtenía este tipo de obsidiana. “Tenemos los antecedentes de un campamento cercano a la localidad de San Luis de la Paz, Guanajuato, donde la concentración de nódulos y las evidencias de trabajo de esta roca fueron altas.
“Buscar los lugares de afloración de la obsidiana es importante porque aunque las crónicas se refieren a los chichimecas como grupos dispersos, entre ellos se reconocían con diferentes nombres étnicos, es decir, había fuertes lazos de intercambio.
“Indagar cómo y por qué rutas se distribuyó este vidrio volcánico nos puede dar una serie de datos sobre quiénes lo explotaban, y sobre las relaciones de los grupos de cazadores recolectores de la Gran Chichimeca con los de la Sierra Gorda de Guanajuato y Querétaro.
El arqueólogo del INAH citó que los antecedentes históricos más antiguos de la presencia de grupos prehispánicos en esta región están descritos en la obra del siglo XVI llamada Guerra de los chichimecas, escrita por el fraile agustino Guillermo de Santa María, en el año1580.
Así mismo, destacó Rubén Manzanilla, también se hallaron metates y piedras de molienda elaborados por grupos prehispánicos sedentarios, como los agrícolas del Valle de San Francisco, “lo que comprueba que los cazadores recolectores intercambiaban productos con los sedentarios, quizá piezas de cacería, pieles e incluso herramientas de lítica, a cambio de objetos como la cerámica o la lítica pulida, actividades que estaban documentadas históricamente y que en estas exploraciones pudimos corroborar”.
En este sentido, el arqueólogo comentó que en algunos campamentos precisamente se encontraron fragmentos de piezas de cerámica prehispánica que corresponden a grupos agrícolas procedentes del Valle de San Francisco, en la actual Villa de Reyes, San Luis Potosí, lo que confirma las relaciones entre grupos sedentarios y nómadas, que en este caso ocurrió cuando menos entre 700 y 900 d.C.
En otros lugares, añadió, también se recuperaron fragmentos de cerámica colonial del siglo XVI proveniente de Michoacán, así como cerámicas vidriadas y mayólicas del siglo XVII procedentes de Puebla.
Rubén Manzanilla mencionó que dichos hallazgos se registraron durante los trabajos de construcción de la presa El Realito, en los límites de San Luis Potosí y Guanajuato, mismos que han permitido determinar tres etapas de ocupación, a partir de una cronología regional ya establecida: Fase Venadito (1000 a.C. a 200 d.C.), Fase Huerta (200 d.C. a 1200 d.C.) y Fase Tunal Grande (1200 d.C. a 1800 d.C.).
Cabe destacar que el modo de vida de los cazadores recolectores fue el mismo siempre y sus materiales culturales son similares, “por lo cual resulta difícil saber qué campamento se afiliaba a uno u otro grupo chichimeca o cuales son los límites ocupacionales entre guamares y guachichiles”, concluyó el especialista, al adelantar que este año continuarán las investigaciones en esta área donde el INAH efectúa el salvamento arqueológico con motivo de la obra hidráulica.
*Fuente. INAH
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