Arqueólogos localizaron una nueva etapa constructiva de esta edificación circular dedicada al dios mexica del viento, que corresponde al periodo 1481 a 1486 d.C. Además han logrado la excavación de 30 metros de los 34 de longitud que mide la plataforma de este adoratorio prehispánico que fue descubierto el año pasado
Una nueva etapa constructiva del templo circular dedicado a Ehécatl-Quetzalcóatl, que corresponde al periodo 1481 a 1486 d.C., fue localizada por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), quienes además han logrado la excavación de 30 metros de los 34 de longitud que mide la plataforma del que consideran fue el adoratorio prehispánico más importante usado por los mexicas para rendir culto al dios del viento.
Los vestigios de dicha etapa de construcción hallada recientemente, consisten en un muro del cuerpo circular del basamento y restos de estuco; con ésta suman ya tres las fases de construcción del antiguo adoratorio descubierto el año pasado en un predio de la calle de Guatemala, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, detrás de la Catedral Metropolitana.
Estos nuevos vestigios corresponden cronológicamente a la fase V del Templo Mayor (1481 a 1486 d.C.), que se añade a las dos fases de la edificación descubiertas en enero de 2010, relativas a las etapas VI (1486-1502 d.C.), tocante al auge de Tenochtitlan, y la VII (1502-1521 d.C.), que fue la que vieron los conquistadores españoles a su llegada a esta antigua urbe, informó el arqueólogo Raúl Barrera, responsable del Programa de Arqueología Urbana (PAU), del INAH.
Durante su participación en el ciclo de conferencias conmemorativas a los 33 años del descubrimiento del monolito de la Coyolxauhqui, el arqueólogo informó que durante la primera temporada de exploraciones realizadas en torno a dicha edificación prehispánica, se ha logrado avanzar en la excavación y consolidación de este antiguo templo, que se constituye de una plataforma y un cuerpo circular adosado.
En dicho foro que se desarrolla en el Museo del Templo Mayor, Raúl Barrera abundó que en lo que respecta a la plataforma prehispánica se han logrado excavar 30 de los 34 metros que se calcula tiene de longitud; así mismo, durante estas labores se logró determinar con precisión el diámetro del templo circular adosado.
En 2010, cuando se halló el templo, dijo, se creía que tenía un diámetro de 14 m, y tras la excavación se ha establecido que son 18 m. “Además de detectar la nueva etapa constructiva, se ha trabajado en la consolidación y restauración los estucos y muros que componen el basamento, tarea a cargo del equipo de expertos del Museo de Templo Mayor.
“El Templo de Ehécatl-Quetzalcoátl, del cual llevamos excavados 30 metros de norte a sur, y nueve metros de largo, es uno de los más representativos de la época prehispánica, pues todo indica que su frente principal, con su templo circular, estaba dirigido al Templo Mayor, concretamente hacia el lado del adoratorio a Tláloc”, explicó el arqueólogo.
Lo anterior —dijo—, tiene sentido si se considera que Ehécatl-Quetzalcóatl, era el dios mexica del viento, elemento que precede a la lluvia, esta última representada por Tláloc, divinidad del agua y del rayo.
De ahí que la pirámide consagrada a Ehécatl-Quetzalcóatl, conocida como la “Casa del viento”, tuviera una forma peculiar: su fachada era de planta cuadrangular, mientras que su parte posterior, de planta circular, servía para sustentar un templo de forma cilíndrica cubierto por un techo de paja a manera de un gran cono.
Raúl Barrera, comentó que de acuerdo con documentos históricos de cronistas del siglo XVI, entre ellos fray Bernardino de Sahagún, Diego Durán y Bernal Díaz del Castillo, la entrada principal a este templo tenía la forma de las fauces de una serpiente, y posiblemente por ahí accedían los guerreros o los sacerdotes.
El responsable del PAU detalló que en estos momentos la estructura prehispánica está protegida con un material sintético geotextil, que sirve para preservarla de la humedad y proporcionarle una temperatura adecuada, a fin de evitar su deterioro y permitir su conservación.
Durante las labores de exploración, añadió, se han encontraron gran parte de estucos y pisos de lajas de basalto que conformaban parte de la plaza prehispánica, hallazgos que también se suman a los materiales encontrados previamente, como fragmentos de esculturas de deidades mexicas y restos de una almena en forma de biznaga, que se considera corresponden al periodo de 1502 a 1521.
Así mismo, en dichas investigaciones en las que también participan los arqueólogos Iván Urdapilleta e Israel Fuentes, se han encontrado más de dos mil fragmentos de cerámica prehispánica y colonial.
La cerámica prehispánica corresponde a la denominada Texcoco, Cholula, Azteca III y IV, relativos a la época de auge y decadencia de la cultura mexica. En tanto que la colonial es de los estilos Vidriado Verde y Café, Mayólica Azul y Verde sobre Crema, y Puebla Azul sobre Blanco, entre otros. También, se localizaron pedazos de porcelana europea y china.
“A pesar de que en el recinto sagrado de Tenochtitlan había varios templos y altares dedicados a Ehécatl, como el caso de la Pirámide de Pino Suárez, éste que se descubrió en 2010 debió ser el más representativo”, concluyó Raúl Barrera.
Cabe mencionar que el área de acción del Programa de Arqueología Urbana comprende aproximadamente un cuadrángulo de 500 metros, espacio que según cálculos ocupaba el recinto sagrado de la antigua ciudad tenochca.
*Fuente. INAH